NO TARDES


 ¿Por qué te escondes?

 ¿No puedes o no quieres mostrarme tu rostro?

 Sólo puedo sentir tu calor y la luz que mis ojos aún perciben.

 No sé cuánto tiempo durará esta separación.

 Anhelo la noche que por fin se transforme en día, el encuentro de dos amantes...

 No tardes.

OTRA IDENTIDAD

 


OTRA IDENTIDAD 


  No sé, o quizás sí, supe cómo he llegado hasta aquí. Y tú, aparentemente atareado en tus asuntos, que resulta también son los míos, los de todos… Te volviste hacia mí como si fuera pura rutina que estuviera ‘al otro lado'. Puede que sea así para ti, pero en mi memoria está borrado. Ahora tienes otro nombre, ambos sabemos que es uno de tantos, mas tras él sigues siendo tú, el de siempre. Sonríes y me dices que tengo que tomar otra identidad, comenzar una nueva vida desde ‘cero'. Aún es pronto, tengo asuntos pendientes. Aunque eso del tiempo es relativo, pero así lo veo desde mi óptica terrenal. Es fácil cuando se contempla el mapa con la ruta e itinerarios previstos, mas cuando el olvido impera lo aún no vivido es pura quimera. Aún así confío. Yo sé, tú sabes, que merece la pena este viaje, y espero que la próxima vez que nos veamos sea en este lado del velo. Te reconoceré, sin importar bajo qué apariencia te muestres.

  Por cierto, bendita la luz que nos envolvió.   

  Gracias, ya sabes por qué.

  Hasta dentro de un rato.

AQUÍ Y AHORA




  Te veo como entonces, un instante que persiste en la memoria. Te acercabas con ímpetu y determinación, dejando que el viento meciera tu cabello cobrizo y tu vestido azabache. Pasaste a mi lado como un torbellino, no dejaste nada en pié. Mi alma fue descolocada para nunca más volver a ser lo que era.

  Seguí tu estela. Alejándote por la callejuela te perdiste entre la multitud. Corrí como nunca lo hice. Creí que nunca más volvería a verte...

  Una tarde, al bajar los escalones del Metro, te vi. Mi corazón estuvo a punto de estallar, no podía ser cierto y sin embargo...

  -Has tardado mucho, me dijiste sonriendo.

  No comprendí, mas asentí impulsivamente.

  -Milenios, respondí.

  Los dos reímos a carcajada.

  Subimos los peldaños hasta llegar a la superficie. Miré el cartel con el nombre de la estación, "Pueblo Nuevo". Quizás un presagio...

  Nos dimos la mano, sintiendo el calor que trasmitíamos ambos. Nos miramos. Los edificios dejaron de serlo para, en un instante, encontrarnos paseando junto al mar.

  El viento mecía las olas como si no hubiera un mañana. Quizás todo cuanto exista sea aquí y ahora.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...