Vientos cruzados creando tornados que arrasan cuanto
encuentran a su paso.
El barco, pequeño, ante la inmensidad de las aguas, asciende
y desciende al ritmo que marcan las olas. No hay capitán, sólo marineros
acostumbrados a la mar, cada uno sabe qué hacer para a buen puerto llegar, y un
pasajero asustado ante un funesto porvenir. ¡Ay, cuanto temor irracional!
¡Confía! Las voces no le dejan de manifestar. No importa lo que ves, sino lo
que aún no distingues y sin embargo ya está, únicamente esperando que tus ojos,
tu mente, nublados, puedan captar.
Calma, calma, en medio de la tempestad. Queda poco, sólo un
poco más.