Anoche,
a las cinco de la mañana
contemplé un ángel.
En el silencio escuché tus palabras
susurrándome al oído,
me hablabas de vida,
de paz,
esperanza e ilusión.
Me miraste con los ojos del alma
y me abrazaste.
Me elevaste a las nubes del amor.
El universo, armonía.
Sonrisa, tu expresión.
Mundos creados y extinguidos.
¡Luz!
Todo era albor y calor en tan serena fusión.
Palpé tu corazón materializado con la esencia del sol.
En mis manos mantuve tu diamante.
Todo lo iluminaste.
Me dejaste ser uno contigo.
La eternidad vivida por un instante.
Anoche,
a las cinco de la mañana
contemplé un ángel.