Todo principio implica un final. ¿Y si tú y yo no hemos tenido tal principio?
Algo me dice, ¿intuición?, que mi existencia está más allá del juego de la dualidad. No dudo que este cuerpo, al que llevo unido ya algunos años, tiene fecha de caducidad. No me quita el sueño el momento del desprendimiento, es sólo un tránsito más, uno de tantos de los que he tenido y de los que pueda tener.
Algo me dice que no estoy limitado por un conglomerado de materia, que ésta asociación es únicamente consecuencia de un pensamiento que tuve un “día”, donde el tiempo y el espacio no son más que la argamasa con la que construyo mis sueños.
Despierto una y otra vez, de un sueño, otro; me sumerjo en tantos que ya he perdido la cuenta… Y en cada uno de ellos me creo y me recreo.
Y sé que tú también sueñas…
Y sé que tú también despiertas.