KARMA

 


Poco antes del alba, me desperté sobresaltada. No sé si fue real o no, pero ahí estaba, fresco en mi mente. 

Llevaba tiempo cuestionándome mi actitud con los demás. Me reía de todos y a todos les amargaba la existencia, hasta el punto de que rehuían acercarse a mí.  Ya les había hecho demasiado daño. La verdad es que los odiaba, tenían lo que yo quiero y no puedo tener. Me sentía superior a ellos. Yo pertenecía a otra clase social por mis progenitores, los demás eran clase baja, escoria.

Mentía sin rubor para destruirlos. Lo peor es que había quien reía mis gracias y me crecí, hasta el punto que confundí la realidad con mis fantasías. Me creía reina y los demás mis súbditos, hasta esta noche…

He vivido en mis carnes lo que les hice. No sé como pero he sido cada uno de ellos. He sufrido su dolor, su angustia, su desazón. ¡Todos, sin excepción! Mis palabras dichas contra ellos rebotaban en ese estado de delirio. No podía soportarlo. Una y otra vez, sin cesar. Gritaba ¡basta ya! Pero no cesaban. Mi corazón parecía estallar y estalló…

Oscuridad y silencio. Tras un tiempo indefinido de no ser -palabra que utilizaba como un cuchillo y clavaba sin compasión- pude respirar y escuché los latidos de mi corazón. ¿Habré muerto?

No lo sé. Si esto es la muerte quiero vivir, salir de aquí, donde sea que esté. 

¿Hay alguien? Grité. No veo nada ni oigo nada. Noté mis pies y empecé a andar en medio de la oscuridad. A tientas intenté tocar algo, pero nada. ¡No había nada!

Todo parecía irme mal en la vida. Mis trabajos los perdía sin cesar, incluso me llamaban ‘gafe'. ¡Yo, que lo he dado todo! Eso creía en mi realidad.

Y, ahora me pregunto: ¿no será que la vida me devuelve cuanto le doy con intereses? Karma, que tontería… Con este pensamiento no me percaté que algo había cambiado alrededor. Una penumbra me permitía ver. ¡Estaba en mi habitación y mi cuerpo ahí, tumbado en mi cama! No podía ser y, sin embargo estaba. Me acerqué y lo toqué. ¡Dios mío! Lo he atravesado! Esto no puede ser real.

Algo noté a mi espalda. Me giré y ¡ahí estaban todos ellos, como fantasmas! Me sonreían. Y uno, al que no reconocí, algo más alto y fornido que el resto, me habló. 

-No eres gafe. La vida, como tú la llamas, tiene sus leyes, que no castigos. No hay más castigo que el  que tú te infringes. Todo cuanto haces tiene consecuencias y lo que das te vuelve multiplicado. Así que tú decides, eres tú propio juez. Has vivido en ti lo que tus ‘victimas' han sufrido. Nada te hicieron, salvo ayudarte. Pero tu soberbia era incapaz de percibirlo.

Bien, ahora es tu decisión cambiar las tornas. Lo que consideras negativo puede desaparecer al instante y dejar de ser ‘gafe'. Ahora, vuelve a tu cuerpo. Despertarás con una viva impresión de lo acontecido. Lo necesitarás para reafirmarte en el giro que vas a dar.

No le hice ni una sola pregunta, ahora me arrepiento. Parecía saberlo todo de todo y de mí. 

Y, aquí estoy, despierta. Algo ha cambiado en mí.


Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...